martes, 24 de febrero de 2015

Deep Blue Sea

Por Ramón Ruestes Faire


Hoy nos trasladamos al año 1999 para ver Deep Blue See, una trepidante película de terror o más bien una película a caballo entre el terror y la acción o la ciencia ficción. Dirigida por Renny Harlin y protagonizada por Saffron Burrows y Thomas Jane, se nos presupone un film sangriento y claustrofóbico.

El argumento es sencillo: un conjunto de investigadores en una instalación submarina usan ingeniería genética en tiburones para poder desarrollar una cura para la regeneración de los tejidos cerebrales. Dicho eso, la película muestra una serie de virtudes que me gustaría destacar.

La instalación submarina donde se desarrolla gran parte de la película es uno de sus puntos fuertes. La estructura es similar a la colmena de Resident Evil (2002), sin embargo, el factor agua hace que las peripecias en su interior recuerden mucho a lo sucedido en Poseidón (2006). La sensación de claustrofobia que se desprende es fabulosa, con espacios cerrados, poca luz y con el agua y los tiburones siempre tras la estela de los protagonistas.

Me gustaría destacar también el papel de reparto. Un reparto encabezado por Saffron Burrows y Thomas Jane que cumple con creces su propósito, incluso superando el nivel del reparto de películas similares. En la primera parte de la película, el papel de Saffron Burrows me sedujo completamente. Una buena interpretación acentuada por una mirada realmente expresiva. Pasada esa fase, su personaje pierde importancia hasta la conclusión del film. Dado que la película es de 1999, es fácil ver sus trabajos posteriores, entre los cuales destaca su participación en Troya (2004) y poca cosa más, una pena sin duda. Dentro del reparto también tenemos a Thomas Jane como el complemento masculino de Saffron Burrows y el actor/cantante de rap LL Cool J. Conocido por su papel como Sam en NCIS: Los Ángeles (2009 – actualidad) su papel en Deep Blue See, aun siendo el más estereotipado de la obra, cumple igual que el resto. También se cuenta con la intervención de Samuel L. Jackson, con una aparición casi testimonial y tirando de su inestimable carisma.

El uso que se hace de los tiburones también es algo a tener en cuenta. La “excusa” del aumento de la inteligencia de los depredadores sirve de premisa para aumentar su peligrosidad y así la acción de la película. Durante toda la obra, estos persiguen hasta la saciedad a los protagonistas, complementando un film realmente trepidante.

La película se vuelve imprevisible, bueno todo lo imprevisible que se puede volver una película de este estilo, con escenas realmente buenas y sanguinarias y unos efectos especiales y visuales impecables, hecho que hace en su conjunto una obra realmente buena.

En resumen, una trepidante película de terror – acción – ciencia ficción, con un reparto superior a lo que nos tiene acostumbrados este tipo de películas y con una genial sensación de claustrofobia acentuada por el agua y los tiburones. Todo amenizado por unos impecables efectos especiales y visuales. Sin duda, una obra entretenida y muy recomendable.


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